No sólo se trata de plantear las
necesarias reformas politicas y administrativas en educación, salud, seguridad,
municipalidad, auditoría, que limiten los 30 años de descontrol. Hay que cambiar
la realidad con valores éticos y morales.
Sólo debemos aceptar una forma de
hacer politica, la de gobernar con principios.
En las próximas elecciones nuestro voto debe ser el límite a la política
sin principios, sin valores, ni objetivos de interés general.
“La Unión Cívica Radical no es un simple
partido, no es una parcialidad que lucha en su beneficio, ni una composición de
lugar para tomar asiento en los gobiernos, sino el mandato patriótico de
nuestra nativa solidaridad nacional y la intransigencia con que debe ser
cumplido el sentimiento Radical indeclinable de la dignidad cívica argentina.
Esa es la razón por la que el Radicalismo es
una concepción de la vida, de la vida toda del pueblo, y la Revolución Radical
al plantearse partiendo del hombre y de su libertad, hace de la política una
creación ética, invisible en lo nacional e internacional, que abarca todos los
aspectos que al hombre se refieren, desde el religioso hasta el económico. Por
eso el radicalismo no se divide según las parcialidades de clases, de razas ni
de oficios, sino que atiende al hombre como hombre, con dignidad, como ser
sagrado. Por eso para el Radicalismo los fines son inalterables: los de la
libertad y los de la democracia para la integración del hombre, así como pueden
ser variables los medios porque son instrumentos, y variables son las
condiciones sociales de la realización nacional.
En el proceso transformador que vive el
mundo, transformase también el Estado, pero el Radicalismo, centrado en su
preocupación por el hombre, no puede invertir los fines del Estado, cuyo
intervencionismo sólo puede referirse a la administración de las cosas y a los
derechos patrimoniales, y no a los derechos del espíritu, morada de la libertad
humana.”
Profesión de Fe Doctrinaria de la
UCR
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