Hoy es un nuevo aniversario de aquel hecho histórico
ocurrido el 30 de octubre de 1983, cuando después de un letargo dictatorial de 7 años las urnas
volvieron a sentir la convicción ciudadana. La fórmula Alfonsín-Martínez se
impuso sobre la de Lúder-Bittel. El 10 de diciembre de aquel año, Raúl
Alfonsín asumió el gobierno y se convirtió en el quinto presidente de
origen radical en gobernar durante siglo XX.
Con Alfonsín, el partido radical acentuó los rasgos
identitarios que le habían dado origen y elevó a la democracia como una
característica necesaria del ejercicio del poder y del accionar político. De allí se entiende
que, a su muerte, muchos insistieran en llamarlo “Padre de la Democracia”.
Transcurrieron 30 años de aquella histórica jornada en la que el pueblo se reencontró con las urnas. Sin embargo, pese al tiempo transcurrido, a las recurrentes instancias electorales, al número de votos, no acordamos en el seno de la sociedad argentina en entender qué es esto que llamamos democracia.
Si repasamos los discursos de Alfonsín, veremos que la sociedad argentina ingresó a la nueva etapa institucional convencida de que el pluralismo era el valor fundante de la democracia. Éste, en efecto, no debe concebirse como un mero procedimiento de toma de decisiones, sino entenderse como el reconocimiento del otro, así como la capacidad para aceptar las diversidades y discrepancias para la existencia de una sociedad libre.
Transcurrieron 30 años de aquella histórica jornada en la que el pueblo se reencontró con las urnas. Sin embargo, pese al tiempo transcurrido, a las recurrentes instancias electorales, al número de votos, no acordamos en el seno de la sociedad argentina en entender qué es esto que llamamos democracia.
Si repasamos los discursos de Alfonsín, veremos que la sociedad argentina ingresó a la nueva etapa institucional convencida de que el pluralismo era el valor fundante de la democracia. Éste, en efecto, no debe concebirse como un mero procedimiento de toma de decisiones, sino entenderse como el reconocimiento del otro, así como la capacidad para aceptar las diversidades y discrepancias para la existencia de una sociedad libre.
Treinta años después, los hechos indican que quienes
ejercen el poder desdeñan estas capacidades. Cómo entender, de otro modo, la violación sistemática de la división de poderes o los ataques
violentos a líderes opositores como Bonfatti o Rozas. Qué decir del "correctivo" de Cabandié, de las adjudicaciones discrecionales de viviendas en Lomas de Medeiros, de la
compra de votos en las escuelas de Capital, de los descuidados muros de escuelas que caen y
matan niños.
A 30 años del 30 de octubre de 1983 urge recuperar como sociedad la voluntad democrática de construir colectivamente.
Ello importa reconocer que el otro existe y que es necesaria la deliberación para
acordar acciones de cooperación que concurran hacia el bien común y otorguen
prioridad a los desposeídos.
María
Fernanda Justiniano
Unión Cívica Radical
Candidata a Concejal