Lomas
de Medeiros: no es el último botón
Desde
hace unos meses asistimos en el ámbito de la política salteña a un combate de
entrenamiento (sparring) entre las facciones del peronismo local. Con un
libreto digno de un culebrón mexicano se enfrentan diariamente, en los medios
afines, Juan Carlos Romero y Juan Manuel Urtubey. El final de la novela de los JUANES lo dirá la sociedad salteña,
pero es indudable que esta teatralización trajo ciertas ventajas informativas y
también convencimientos:
1) Estamos
convencidos de la existencia de corrupción política. Entendemos por ésta el abuso
del poder mediante la función pública para beneficio personal.
2) No
existe duda de la inacción intencionada y cómplice de cualquiera de los organismos de control: Auditorías
inexistentes, ejecuciones de presupuesto aprobadas sin discusión.
3) Estamos enterados de que no existe voluntad
política de transparentar ninguna acción de gobierno.
4) Nos
dimos cuenta del uso de los medios de comunicación para hacer propaganda.
5) Conocimos
el propósito de los gobiernos provincial y municipal de capturar los recursos
del Estado por parte de una elite gobernante, integrada por redes de
funcionarios, amigos y parientes, sostenidas impuestazo a impuestazo.
6) Estamos
persuadidos que sostienen sin límites la idea antidemocrática de segregar
residencialmente y segmentar socialmente, sin dar ninguna batalla real a la
desigualdad social.
La
política de vivienda del IPV es el botón de la muestra de casi tres décadas de políticas
peronistas. Los salteños tendremos cuatro elecciones para decidir que estamos
hartos del sparring y queremos un combate real a la corrupción, la desidia y la
desigualdad.
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