“Con la democracia no se jode.
Todos con Cristina”. O la ausencia de una cosmovisión pluralista
Hoy es un nuevo aniversario de aquel hecho histórico
acaecido el 30 de octubre de 1983. Después de un letargo dictatorial las urnas
volvieron a sentir la convicción ciudadana. La fórmula Alfonsín-Martínez se
impuso holgadamente sobre Lúder-Bittel. El 10 de diciembre de aquel año, Raúl
Alfonsín asumió la presidencia, y se convirtió en el quinto presidente de
origen radical en gobernar, durante siglo XX.
Si repasamos los discursos de Alfonsín, la sociedad
argentina, ingresó a la nueva etapa democrática convencida de que el
pluralismo es el valor fundante de la
democracia. Éste no debe concebirse como un mero procedimiento de toma de
decisiones, sino entenderse como el reconocimiento del otro, como la capacidad
para aceptar las diversidades y discrepancias para la existencia de una
sociedad libre.
Veintinueve años después, las paredes de Salta y del
país dicen que la democracia es unanimidad, es homogeneidad, es el rechazo a
las diferencias, es el reconocimiento de la voluntad de gobernar el país como
una empresa individual. La frase es respaldada por la palabra de los
protagonistas del nuevo modelo. Agustín Rossi dijo respecto de la ley sobre las
ART, absolutamente cuestionada desde diferentes sectores por sus connotaciones
anti trabajadoras, que "este es el proyecto que envía la Presidenta de la
Nación”. “No somos librepensadores",
agregó.
A 29 años del 30 de octubre de 1983, urge como
sociedad que recuperemos la voluntad democrática de construir colectivamente.
Ello implica reconocer que el otro existe, que es necesaria la deliberación para
acordar acciones de cooperación, que concurran hacia el bien común y otorguen
prioridad a los desfavorecidos.
María Fernanda Justiniano
UCR Línea Salta RA
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